martes, 25 de marzo de 2014

Rally Discovermoto Saddle Sore 2014 desde una Pulsar 200 NS por Pierre Jiménez


El Rally Saddle Sore es una prueba que consiste en rodar en moto 1000 millas, equivalente a 1610 km o más, en menos de 24 horas. Es una práctica que inició en Estados Unidos por Iron Butt Asociation (IBA) y hoy; gracias a Asphalt Rats Endurance Motorcycling (AREM) lo podemos disfrutar en nuestro país, en palabras del Sr. Michael Kneebone presidente del IBA “Solo un puñado de motociclistas en el mundo han podido completar y resolver éste tipo de retos de distancia y kilometraje” 
Esta es una prueba de alta resistencia, tanto para el piloto como para la moto. Generalmente la realizan en motos grandes, ésta ocasión en el marco del Rally Discovermoto Saddle sore 2014 preponderaron Harley Davidson y BMW, aunque no faltaron las Yamaha, Suzuki y hasta Ducati. Con participantes nacionales y de otros países como Francia. Pero yo decidí hacerla en mi Pulsar 200 NS porque con anterioridad, había viajado grandes distancias en ella y conocía de su buen manejo, comodidad y buena autonomía.
Durante semanas estuve emocionado por la expectativa del Rally. Asistí a una de las juntas informativas del Rally donde habían en su mayoría pilotos de Harley, que me veían llegar en mi Pulsar 200, unos con un poco de admiración y otros hasta con un tono un tanto burlón por pretender completar tal hazaña en ésta moto, muchos centímetros cúbicos más pequeña que los monstruos que ellos conducían, después de completar el dinero suficiente para la inscripción, hablé con Ioram Abolnik, organizador del Rally y director de Discovermoto para quedar inscrito en ésta emocionante prueba personal. 
Días antes de la prueba con el Apoyo de Carlos Carbajal de Bajaj México, llevé a su servicio de 10,000 km mi moto a la agencia ubicada en la calle de Durango y ponerla a punto para completar éste emocionante reto. Por fin llegó el día tan esperado, la junta de pilotos donde se afinaron detalles de la ruta y check points, además del reto de tomar fotografías en diversos puntos de la ruta, donde había que desviarse unos kilómetros para conseguir tomarlas, en unas horas más, me dirigí al punto de partida con mi Pulsar perfectamente equipada con una botella de agua y otra de café, enchufadas a unas mangueras que me permitían beber sin bajarme de la moto y una mochila en el tanque que me mostraba la ruta, los check points y guardaba el dinero suficiente para mi viaje, además de semillas, salamis y algún refrigerio compacto y fácil de acceder sin la necesidad de bajarme de la moto.
 Al fin llegó el momento más emocionante me acompañaba mi mamá, mi hermana, mi amigo Rodrigo y mi novia. Jorge Escobedo de "Revista 400" se encontraba ahí tomando la foto de la linea de salida, me encontraba solo en medio de la multitud, en mi moto dispuesto a cumplir mi sueño, ahí en el arco de salida y Marco Almaraz, presidente de Asphalt Rats México, al tiempo que tomaban mi hora de salida y el kilometraje de mi odómetro me gritaba emocionado a las 3:28 A.M. Go!, salí lo más rápido hacia el ángel de la independencia donde en el camino rebasé a otros compañeros y encontré a mi entrañable amigo y compañero de Rally Mauricio Oliva, los jueces me tomaron la foto inicial. 
Regresé por Río San Joaquín y periférico hasta llegar a la caseta de Tepotzotlán, ya en carretera rumbo a Querétaro, veía pasar a mis compañeros pilotos a grandes velocidades rebasando a mi moto de baja cilindrada, que aunque eficiente, en velocidad no se compara con titanes de 1200 centímetros cúbicos y a mí no me quedaba más que hacerme un lado y saludarlos fraternalmente. Tomé la desviación hacia San Luis Potosí, posteriormente el libramiento a Matehuala y al fin llegué al primer check point ya con el amanecer a cuestas, la gasolinera conocida como “La estación” me recibía, yo sin caber de emoción, me encontré varios pilotos cargando gasolina y tomando la primera foto de Rally, ahí estaba Ioram Abolnik que me sonreía y me decía “buen trabajo”. 
Cargué lo más rápido que pude y me dirigí hacia Rio Verde y después de las primeras curvas divertidas de la ruta rebasé algunos pilotos que venían en grupo y decidí tomar hacía Concá, donde se encontraba la iglesia donde debíamos tomarnos la segunda foto, ahí me alcanzaron los "Harleros" que encontré antes en la Gasolinera y a Manuel Orvañanos que me saludaba a bordo de su Suzuki V-Strom DL 650, me dirigí velozmente al segundo check point, la gasolinera ubicada en Jalpan de Serra, y de ahí me dije a mi mismo, ahora si, viene la parte divertida, la sierra gorda de Querétaro tomé mi ticket en Jalpan y me dirigía hacia Pinal de Amoles donde al pié de la carretera se ostenta el monumento a la sierra gorda, el lugar donde se debía tomar la siguiente foto para seguir el Rally de las fotos, seguí rodando toda la sierra gorda con un calor excesivo, comparado a la belleza del paisaje semi desértico que decora las curvas cerradas del lugar, escuchaba la novena sinfonía de Beethoven en mi reproductor y me mantuve hidratado, gracias al dispositivo de la botella con mangueras que traía en mi alforja. 
Terminé la sierra gorda y me encontré en la gasolinera a un compañero de BMW con una llanta ponchada y a otro valiente piloto de una Yamaha Super Tenere. Así decidí dirigirme a Peña de Bernal a tomarme la siguiente foto para continuar con el Rally de las fotografías, donde un amable bombero que limpiaba su unidad me tomó una foto con mi tablet, una vez ahí tomé mal una desviación que me llevó hasta la ciudad de Querétaro, misma que me provocó aumentar aproximadamente unos 100 kilómetros a la ruta además de extraviarme cerca de 40 mintos en San Juan del río por llegar por el otro lado al tercer check point ubicado en la gasolinera en cuestión, ahí tuve el agrado de encontrarme cargando gasolina y listos para partir a mis compañeros que había dejado atrás en las curvas de la Sierra Gorda. 
Continué mi odisea hasta Salamanca para darme cuenta que mis audífonos favoritos se habían roto y la música que me tranquilizaba los nervios de cumplir en tiempo y forma el Rally ya no sonaba, así que compré otros y también una botella de agua fría, pues la que llevaba, ya se había terminado, compré los artículos en la tienda del cuarto check point en la gasolinera, de la caseta hacia a Guanajuato y tranquilo con mis tiempos quise llevármela leve, pues me urgía un descanso antes de que me agarrara la noche, así que como mi estrategia era no parar, subí los pies a las defensas de la moto, tomé el carril de baja y disminuí de 110 a un paso constante de 80 km/h, saqué los alimentos de la bolsa del tanque que abrí con la navaja del llavero de mi moto y en movimiento consumí ese delicioso refrigerio, una vez terminado mi descanso en movimiento, encendí la música desde mi reproductor personal y me dirigí hacia la caseta para tomar rumbo a Morelia. Pasé por la carretera hasta llegar a uno de los puntos más hermosos que existen en las carreteras de mi amado país, atravesar lago de Cuitzeo, dónde estás rodeado por solamente agua cortada por un camino de asfalto, donde por cierto, era necesario tomar otra fotografía para la prueba, seguí y llegué por fin a la capital michoacana, he de confesar que con un poco de temor respecto a los rumores acerca de la violencia, que afortunadamente no se hizo presente en toda la travesía, más bien se sintió un ambiente de seguridad gracias a las autoridades circulando constantemente por las carreteras.
 Crucé Morelia, para tomar rumbo hacia a Uruapan donde me esperaban los Jueces para tomarme foto con ellos y completar la última foto del Rally de las fotos, así como para entregarme un objeto clave (un Aguacate) y tomar el ticket correspondiente en la gasolinera de Uruapan, a la salida se encontraban custodiando el lugar las autodefensas, fuertemente armados, me sonrrieron amigablemente y experimenté una sensación de seguridad, sin ningún problema me permitieron seguir circulando y partir hacia la capital del país, llegué a la caseta que lleva hacia Santa fe y ya en mi desesperación de llevar el tiempo tras de mí, corrí a tope mi moto que nunca flaqueó en la prueba, rebasé una 650 en las curvas y llegué a la meta a las 2:36 A.M. me esperaban mis seres queridos, como si hubieran permanecido ahí todo el día en lo que yo me purificaba con el viento de la carretera. 10 horas después a las 12 P.M.
 En BMW Satélite, se realizaba la ceremonia de entrega de certificaciones, mis compañeros pilotos que habían logrado completar la prueba y algunos otros que igual de valientes que no pudieron completar en tiempo y forma, con admiración y fraternidad me abrazaban y se tomaban fotos conmigo por  haber sido capaz de completar la prueba en en mi moto de 200 cc. Se me entregó, en medio de un cariñoso aplauso por parte de organizadores, pilotos y sus familias el certificado con validez notarial norteamericana, donde entraba en ése cerrado círculo de pilotos capaces de cumplir pruebas de resistencia. No se hizo mención de la posición en que llegó ningún piloto, pues es una prueba de resistencia y kilómetros, no de velocidad, que por primera vez se llevó a cabo desde la Ciudad de México. 
La verdadera competencia fue contra mi mismo.